¡Dios! Qué precipicio me persigue.
Qué temerario destino me alimenta
Como un pájaro perdido que huye
Y se antoja de tu cintura estrecha.
Miedo tengo de perderme en tus ojos
Y no encontrar nunca el camino de vuelta
Vagar entre los surcos de los rastrojos
Y no saber que a ti mi alma espera.
Tan cerca y altiva te descubro
Tan delgada reina y a la vez pieza
De este ajedrez que me cansa
Y a prueba pone mi destreza.
Si he de hablarte sólo en los versos
Si he de romper mis torpes labios
contra los bosques de malezas
Si no puedo probar de tu boca
El sabor helado de las tristezas
Qué me queda de este mundo extraño
Qué de mis palabras, qué de mis quejas
Si sólo quererte puedo
Escondido entre mis letras.
Secreto en un fango acuoso
Que me traga hacia otra tierra
Oscura, donde se esconden ríos
Y sobre la que azotan las tormentas
Bebo los cienos que sólo quedan
De los arroyos de las cordilleras
Y quiero beber el veneno
Que riega, de este amor, la tierra.
Y pasarán años y tal vez siglos
Y sólo quedaran palabras impresas
Que escondían a un hombre ciego
Armado de mil estratagemas
Por decir cantando lo que no puede
Por sentir callado lo que nadie espera
Por desplomarse cansado ante una virgen
Como el sonido de un latido que se aleja
Guardo en mi pecho mil corazones
En mis pies heridos, los caminos de brea
Y en mi canto humilde un nombre solo
De mujer verde y de flor perfecta
De precario sonar de cien campanas
De silabas alegres de madreselva
De sabor intimo de los naranjos
De la barca rota que sola navega
Esperando que un día un viento
Se deshaga de esta extraña inteligencia
Y gire tus vivas jarcias
Hacia el rumbo que mi nave lleva
Y desplomemos el mudo mundo
Y arañemos con nuestras manos la tierra
Y comamos a bocados secos
Lo que nos deje esta vida estrecha
Por fin hundir los nudos de mis ojos
En el verde mar de tu iris sedienta
Y descubrir felices que la mirada
Fue un beso que nos ofreció la menta
Y que tu piel se hizo para la mía
Y que mi voz, para recorrer tu alma entera
Y que el delirio de mis manos artesanas
Para modelar en la húmeda arcilla
El perfecto contorno de tus caderas.
Stglno.
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