Wednesday, February 22, 2006

DE CIEN SONETOS DE AMOR


LXXIX



De noche, amada, amarra tu corazón al mío
y que ellos en el sueño derroten las tinieblas
como un doble tambor combatiendo en el bosque
contra el espeso muro de las hojas mojadas.

Nocturna travesía, brasa negra del sueño
interceptando el hilo de las uvas terrestres
con la puntualidad de un tren descabellado
que sombra y piedras frías sin cesar arrastrara.

Por eso, amor, amárrame el movimiento puro,
a la tenacidad que en tu pecho golpea
con las alas de un cisne sumergido,

para que a las preguntas estrelladas del cielo
responda nuestro sueño con una sola llave,
con una sola puerta cerrada por la sombra.



LXXX


De viajes y dolores yo regresé, amor mío,
a tu voz, a tu mano volando en la guitarra,
al fuego que interrumpe con besos el otoño,
a la circulación de la noche en el cielo.

Para todos los hombres pido pan y reinado,
pido tierra para el labrador sin ventura,
que nadie espere tregua de mi sangre o mi canto.
Pero a tu amor no puedo renunciar sin morirme.

Por eso toca el vals de la serena luna,
la barcarola en el agua de la guitarra
hasta que se doblegue mi cabeza soñando:

que todos los desvelos de mi vida tejieron
esta enramada en donde tu mano vive y vuela
custodiando la noche del viajero dormido.



LXXXI


Ya eres mía. Reposa con tu sueño en mi sueño.
Amor, dolor, trabajos, deben dormir ahora.
Gira la noche sobre sus invisibles ruedas
y junto a mí eres pura como el ámbar dormido.

Ninguna más, amor, dormirá con mis sueños.
Irás, iremos juntos por las aguas del tiempo.
Ninguna viajará por la sombra conmigo,
sólo tú, siempreviva, siempre sol, siempre luna.

Ya tus manos abrieron los puños delicados
y dejaron caer suaves signos sin rumbo,
tus ojos se cerraron como dos alas grises,

mientras yo sigo el agua que llevas y me lleva:
la noche, el mundo, el viento devanan su destino,
y ya no soy sin ti sino sólo tu sueño.



LXXXII


Amor mío, al cerrar esta puerta nocturna
te pido, amor, un viaje por oscuro recinto:
cierra tus sueños, entra con tu cielo en mis ojos,
extiéndete en mi sangre como en un ancho río.

Adiós, adiós, cruel claridad que fue cayendo
en el saco de cada día del pasado,
adiós a cada rayo de reloj o naranja,
salud oh sombra, intermitente compañera!

En esta nave o agua o muerte o nueva vida,
una vez más unidos, dormidos, resurrectos,
somos el matrimonio de la noche en la sangre.

No sé quién vive o muere, quién reposa o despierta,
pero es tu corazón el que reparte
en mi pecho los dones de la aurora.



LXXXIII


Es bueno, amor, sentirte cerca de mí en la noche,
invisible en tu sueño, seriamente nocturna,
mientras yo desenredo mis preocupaciones
como si fueran redes confundidas.
Ausente, por los sueños tu corazón navega,
pero tu cuerpo así abandonado respira
buscándome sin verme, completando mi sueño
como una planta que se duplica en la sombra.
Erguida, serás otra que vivirá mañana,
pero de las fronteras perdidas en la noche,
de este ser y no ser en que nos encontramos
algo queda acercándonos en la luz de la vida
como si el sello de la sombra señalara
con fuego sus secretas criaturas.



LXXXIV


Una vez más, amor, la red del día extingue
trabajos, ruedas, fuegos, estertores, adioses,
y a la noche entregamos el trigo vacilante
que el mediodía obtuvo de la luz y la tierra.

Sólo la luna en medio de su página pura
sostiene las columnas del estuario del cielo,
la habitación adopta la lentitud del oro
y van y van tus manos preparando la noche.

Oh amor, oh noche, oh cúpula cerrada por un río
de impenetrables aguas en la sombra del cielo
que destaca y sumerge sus uvas tempestuosas,

hasta que sólo somos un solo espacio oscuro,
una copa en que cae la ceniza celeste,
una gota en el pulso de un lento y largo río.



LXXXV


Del mar hacia las calles corre la vaga niebla
como el vapor de un buey enterrado en el frío,
y largas lenguas de agua se acumulan cubriendo
el mes que a nuestras vidas prometió ser celeste.

Adelantado otoño, panal silbante de hojas,
cuando sobre los pueblos palpita tu estandarte
cantan mujeres locas despidiendo a los ríos,
los caballos relinchan hacia la Patagonia.

Hay una enredadera vespertina en tu rostro
que crece silenciosa por el amor llevada
hasta las herraduras crepitantes del cielo.

Me inclino sobre el fuego de tu cuerpo nocturno
y no sólo tus senos amo sino el otoño
que esparce por la niebla su sangre ultramarina.



LXXXVI


Oh Cruz del Sur, oh trébol de fósforo fragante,
con cuatro besos hoy penetró tu hermosura
y atravesó la sombra y mi sombrero:
la luna iba redonda por el frío.

Entonces con mi amor, con mi amada, oh diamantes
de escarcha azul, serenidad del cielo,
espejo, apareciste y se llenó la noche
con tus cuatro bodegas temblorosas de vino.

Oh palpitante plata de pez pulido y puro,
cruz verde, perejil de la sombra radiante,
luciérnaga a la unidad del cielo condenada,

descansa en mí, cerremos tus ojos y los míos.
Por un minuto duerme con la noche del hombre.
Enciende en mí tus cuatro números constelados.



LXXXVII


Las tres aves del mar, tres rayos, tres tijeras
cruzaron por el cielo frío hacia Antofagasta,
por eso quedó el aire tembloroso,
todo tembló como bandera herida.

Soledad, dame el signo de tu incesante origen,
el apenas camino de los pájaros crueles,
y la palpitación que sin duda precede
a la miel, a la música, al mar, al nacimiento.

(Soledad sostenida por un constante rostro
como una grave flor sin cesar extendida
hasta abarcar la pura muchedumbre del cielo.)

Volaban alas frías del mar, del Archipiélago,
hacia la arena del Noroeste de Chile.
Y la noche cerró su celeste cerrojo.



LXXXVIII


El mes de Marzo vuelve con su luz escondida
y se deslizan peces inmensos por el cielo,
vago vapor terrestre progresa sigiloso,
una por una caen al silencio las cosas.

Por suerte en esta crisis de atmósfera errabunda
reuniste las vidas del mar con las del fuego,
el movimiento gris de la nave de invierno,
la forma que el amor imprimió a la guitarra.

Oh amor, rosa mojada por sirenas y espumas,
fuego que baila y sube la invisible escalera
y despierta en el túnel del insomnio a la sangre

para que se consuman las olas en el cielo,
olvide el mar sus bienes y leones
y caiga el mundo adentro de las redes oscuras.



LXXXIX


Cuando yo muera quiero tus manos en mis ojos:
quiero la luz y el trigo de tus manos amadas
pasar una vez más sobre mí su frescura:
sentir la suavidad que cambió mi destino.

Quiero que vivas mientras yo, dormido, te espero,
quiero que tus oídos sigan oyendo el viento,
que huelas el aroma del mar que amamos juntos
y que sigas pisando la arena que pisamos.

Quiero que lo que amo siga vivo
y a ti te amé y canté sobre todas las cosas,
por eso sigue tú floreciendo, florida,

para que alcances todo lo que mi amor te ordena,
para que se pasee mi sombra por tu pelo,
para que así conozcan la razón de mi canto.



XC


Pensé morir, sentí de cerca el frío,
y de cuanto viví sólo a ti te dejaba:
tu boca eran mi día y mi noche terrestres
y tu piel la república fundada por mis besos.

En ese instante se terminaron los libros,
la amistad, los tesoros sin tregua acumulados,
la casa transparente que tú y yo construimos:
todo dejó de ser, menos tus ojos.

Porque el amor, mientras la vida nos acosa,
es simplemente una ola alta sobre las olas,
pero ay cuando la muerte viene a tocar a la puerta

hay sólo tu mirada para tanto vacío,
sólo tu claridad para no seguir siendo,
sólo tu amor para cerrar la sombra.



XCI


La edad nos cubre como la llovizna,
interminable y árido es el tiempo,
una pluma de sal toca tu rostro,
una gotera carcomió mi traje:

el tiempo no distingue entre mis manos
o un vuelo de naranjas en las tuyas:
pica con nieve y azadón la vida:
la vida tuya que es la vida mía.

La vida mía que te di se llena
de años, como el volumen de un racimo.
Regresarán las uvas a la tierra.

Y aún allá abajo el tiempo sigue siendo,
esperando, lloviendo sobre el polvo,
ávido de borrar hasta la ausencia.



ZCII


Amor mío, si muero y tú no mueres,
no demos al dolor más territorio:
amor mío, si mueres y no muero,
no hay extensión como la que vivimos.

Polvo en el trigo, arena en las arenas
el tiempo, el agua errante, el viento vago
nos llevó como grano navegante.
Pudimos no encontrarnos en el tiempo.

Esta pradera en que nos encontramos,
oh pequeño infinito! devolvemos.
Pero este amor, amor, no ha terminado,

y así como no tuvo nacimiento
no tiene muerte, es como un largo río,
sólo cambia de tierras y de labios.



XCIII


Si alguna vez tu pecho se detiene,
si algo deja de andar ardiendo por tus venas,
si tu voz en tu boca se va sin ser palabra,
si tus manos se olvidan de volar y se duermen,

Matilde, amor, deja tus labios entreabiertos
porque ese último beso debe durar conmigo,
debe quedar inmóvil para siempre en tu boca
para que así también me acompañe en mi muerte.

Me moriré besando tu loca boca fría,
abrazando el racimo perdido de tu cuerpo,
y buscando la luz de tus ojos cerrados.

Y así cuando la tierra reciba nuestro abrazo
iremos confundidos en una sola muerte
a vivir para siempre la eternidad de un beso.



XCIV


Si muero sobrevíveme con tanta fuerza pura
que despiertes la furia del pálido y del frío,
de sur a sur levanta tus ojos indelebles,
de sol a sol que suene tu boca de guitarra.

No quiero que vacilen tu risa ni tus pasos,
no quiero que se muera mi herencia de alegría,
no llames a mi pecho, estoy ausente.
Vive en mi ausencia como en una casa.

Es una casa tan grande la ausencia
que pasarás en ella a través de los muros
y colgarás los cuadros en el aire.

Es una casa tan transparente la ausencia
que yo sin vida te veré vivir
y si sufres, mi amor, me moriré otra vez.



XCV


Quiénes se amaron como nosotros? Busquemos
las antiguas cenizas del corazón quemado
y allí que caigan uno por uno nuestros besos
hasta que resucite la flor deshabitada.

Amemos el amor que consumió su fruto
y descendió a la tierra con rostro y poderío:
tú y yo somos la luz que continúa,
su inquebrantable espiga delicada.

Al amor sepultado por tanto tiempo frío,
por nieve y primavera, por olvido y otoño,
acerquemos la luz de una nueva manzana,

de la frescura abierta por una nueva herida,
como el amor antiguo que camina en silencio
por una eternidad de bocas enterradas.



XCVI


Pienso, esta época en que tú me amaste
se irá por otra azul sustituida,
será otra piel sobre los mismos huesos,
otros ojos verán la primavera.

Nadie de los que ataron esta hora,
de los que conversaron con el humo,
gobiernos, traficantes, transeúntes,
continuarán moviéndose en sus hilos.

Se irán los crueles dioses con anteojos,
los peludos carnívoros con libro,
los pulgones y los pipipasseyros.

Y cuando esté recién lavado el mundo
nacerán otros ojos en el agua
y crecerá sin lágrimas el trigo.



XCVII


Hay que volar en este tiempo, a dónde?
Sin alas, sin avión, volar sin duda:
ya los pasos pasaron sin remedio,
no elevaron los pies del pasajero.

Hay que volar a cada instante como
las águilas, las moscas y los días,
hay que vencer los ojos de Saturno
y establecer allí nuevas campanas.

Ya no bastan zapatos ni caminos,
ya no sirve la tierra a los errantes,
ya cruzaron la noche las raíces,

y tú aparecerás en otra estrella
determinadamente transitoria
convertida por fin en amapola.



XCVIII


Y esta palabra, este papel escrito
por las mil manos de una sola mano,
no queda en ti, no sirve para sueños,
cae a la tierra: allí se continúa.

No importa que la luz o la alabanza
se derramen y salgan de la copa
si fueron un tenaz temblor del vino,
si se tiñó tu boca de amaranto.

No quiere más la sílaba tardía,
lo que trae y retrae el arrecife
de mis recuerdos, la irritada espuma,

no quiere más sino escribir tu nombre.
Y aunque lo calle mi sombrío amor
más tarde lo dirá la primavera.



XCIX


Otros días vendrán, será entendido
el silencio de plantas y planetas
y cuántas cosas puras pasarán!
Tendrán olor a luna los violines!

El pan será tal vez como tú eres:
tendrá tu voz, tu condición de trigo,
y hablarán otras cosas con tu voz:
los caballos perdidos del Otoño.

Aunque no sea como está dispuesto
el amor llenará grandes barricas
como la antigua miel de los pastores,

y tú en el polvo de mi corazón
(en donde habrán inmensos almacenes)
irás y volverás entre sandías.



C


En medio de la tierra apartaré
las esmeraldas para divisarte
y tú estarás copiando las espigas
con una pluma de agua mensajera.

Qué mundo! Qué profundo perejil!
Qué nave navegando en la dulzura!
Y tú tal vez y yo tal vez topacio!
Ya no habrá división en las campanas.

Ya no habrá sino todo el aire libre,
las manzanas llevadas por el viento,
el suculento libro en la enramada,

y allí donde respiran los claveles
fundaremos un traje que resista
la eternidad de un beso victorioso.

Pablo Neruda











Monday, February 20, 2006

No tienes corazón


Si quieres, te cuento los cuentos que tu me contabas

Si quieres (mujer), te escribo una lista con nombres y camas
Si quieres, me sigo creyendo que fuiste una santa (anda ya!)
No tienes perdón
Como tienes la poca vergüenza de entrar en mi casa
Como tienes valor de llamar por la noches a ver que me pasa (que guasa!)
Como tienes la lengua tan larga y la risa tan falsa,
No tienes corazón (no, no tienes corazón)

Y mírame a la cara y atrévete a negarme
que conoces tantas camas como historias que contarme;
mejor no des detalles, prefiero que te calles
que me evites que te halague con piropos y verdades

Tuviste, muy poco respeto y poco cuidado,
hiciste que fuera el payaso en tu circo privado,
dejaste un imbécil muy grande en mi frente pintado,
No tienes perdón
Ahora entiendo el afán por viajar con tu hermana a La Habana
o las cenas aquellas con tus compañeras una vez por semana
y los viejos amigos y algún con tu primo que ya peinan canas
No tienes corazón (no, no tienes corazón)

Y mírame a la cara y atrévete a negarme
que conoces tantas camas como historias que contarme;
mejor no des detalles, prefiero que te calles
que me evites que te halague con piropos y verdades (bis)

Un café, mire usted, pa’ un primo hermano
corto de café, largo de Quijano

Y me debes allí en medio, mucha sangre tu me debes
y tu culpa es mi remedio, sean benditos tus deberes

Y mírame a la cara y atrévete a negarme...

Y mírame a la cara (cara dura)
Y atrévete a negarme (y dímelo en la calle)
Mejor no des detalles....prefiero q te calles

(CQ: si no me quiere, no me quiere,
JS: nadie se muere...
CQ: así está el tema...
JS: qué dilema..
CQ: y Joaquín ¿tú qué opinas?)

CAFE QUIJANO & JOAQUIN SABINA

Amo el amor de los marineros


Para que nada nos amarre,

que no nos una nada.
Ni la palabra que aromó tu boca,
ni lo que no dijeron las palabras.

Ni la fiesta de amor que no tuvimos,
ni tus sollozos junto a la ventana.
Para que nada nos amarre,
que no nos una nada.

Amo el amor de los marineros que besan y se van.
Dejan una promesa, no vuelven nunca más.
En cada puerto una mujer espera;
los marineros besan y se van.
Una noche se acuestan con la muerte en el lecho del mar.

Desde el fondo de ti y arrodillado,
un niño triste como yo nos mira.
Por esa vida que arderá en sus venas
tendrían que amarrarse nuestras vidas.

Por esas manos, hijas de tus manos,
tendrían que matar las manos mías.
Por sus ojos abiertos en la tierra,
veré en los tuyos lágrimas un día.

Amo el amor de los marineros que besan y se van.
Amor que puede ser eterno y puede ser fugaz.
En cada puerto una mujer espera;
los marineros besan y se van.
Una noche se acuestan con la muerte en el lecho del mar.

Letra: Joaquín Sabina y Pablo Neruda
Música: Joaquín Sabina, Antonio García de Diego y Pancho Varona

Sunday, February 19, 2006

LOS CABALLEROS DE LA QUEMA


Avanti morocha


Nos empezamos de golpe
nos saboreamos de prepo
como salidos de un cuento de amor
vos venías de un viaje de mochilas cansadas
yo pateaba verano sin sol

Y en el escolazo de los besos
cantamos bingo, y así andamos
sin nada de mapas ni de candados

Arriba morocha
que nadie está muerto
vamos a punguearle a esta vida amarreta
un ramo de sueños
Avanti morocha no nos llueve tanto
no tires la toalla que hasta los más mancos
la siguen remando

Nunca dejo que un ángel haga un nido en mi almohada
pero me acuerdo tarde, mi amor
hoy me siento a la sombra de tus piernas dormidas
y le converso a mi insomio de vos

Y como los fantasmas del recuerdo
salen de noche a patotearte
vos andás descalza y en puntas de pie

Arriba morocha
que nadie está muerto
vamos a punguearle a esta vida amarreta
un ramo de sueños
Avanti morocha no nos llueve tanto
no tires la toalla que hasta los más mancos
la siguen remando

Es tan fácil perderse en las calles del miedo
no me sueltes la mano mi amor
mi casa es un desastre sin tu risa
no me dejaste ni las pilas
a cara de perro estoy
extrañandote...

Arriba morocha
que nadie está muerto
vamos a punguearle a esta vida amarreta
un ramo de sueños
Avanti morocha no nos llueve tanto
no tires la toalla que hasta los más mancos
la siguen remando

Saturday, February 18, 2006

Inventario


Las cosas que me dices cuando callas,
los pájaros que anidan en tus manos,
el hueco de tu cuerpo entre las sábanas,
el tiempo que pasamos insultándonos,
el miedo a la vejez, los almanaques,
los taxis que corrían despavoridos,
la dignidad perdida en cualquier parte,
el violinista loco, los abrigos,
las lunas que he besado yo en tus ojos,
el denso olor a semen desbordado,
la historia que se mofa de nosotros,
las bragas que olvidaste en el armario,
el espacio que ocupas en mi alma,
la muñeca salvada del incendio,
la locura acechando agazapada,
la batalla diaria entre dos cuerpos,
mi habitación con su cartel de toros,
el llanto en las esquinas del olvido,
la ceniza que queda, los despojos,
el hijo que jamás hemos tenido,
el tiempo del dolor, los agujeros,
el gato que maullaba en el tejado,
el pasado ladrando como un perro,
el exilio, la dicha, los retratos,
la lluvia, el desamparo, los discursos,
los papeles que nunca nos unieron,
la redención que busco entre tus muslos,
tu nombre en la cubierta del cuaderno,
tu modo de abrigarme el corazón,
la celda que ocupaste en una cárcel,
mi barca a la deriva , mi canción,
el bramido del viento entre los árboles,
el silencio que esgrimes como un muro,
tantas cosas hermosas que se han muerto,
el tiránico imperio del absurdo,
los oscuros desvanes del deseo,
el padre que murió cuando eras niña,
el beso que se pudre en nuestros labios,
la cal de las paredes, la desidia,
la playa que habitaban los gusanos,
el naufragio de tantas certidumbres,
el derrumbe de dioses y de mitos,
la oscuridad en torno como un túnel,
la cama navegando en el vacío,
el desmoronamiento de la casa,
el sexo rescatándonos del tedio,
el grito quebrado, la madrugada,
el amor como un rito en torno al fuego,
el insomnio, la dicha, las colillas,
el arduo aprendizaje del respeto,
las heridas que ya ni Dios nos quita,
la mierda que arrastramos sin remedio,
todo lo que nos dieron y quitaron,
los años transcurridos tan deprisa,
el pan que compartimos, las caricias,
el peso que llevamos en las manos.

Joaquín Sabina

19 Días y 500 Noches

Lo nuestro duró
lo que duran dos peces de hielo
en un güisqui on the rocks,
en vez de fingir,
o, estrellarme una copa de celos,
le dio por reír.
De pronto me vi,
como un perro de nadie,
ladrando, a las puertas del cielo.
Me dejó un neceser con agravios,
la miel en los labios
y escarcha en el pelo.
Tenían razón
mis amantes
en eso de que antes,
el malo era yo,
con una excepción:
esta vez,
yo quería quererla querer
y ella no.
Así que se fue,
me dejó el corazón
en los huesos
y yo de rodillas.
Desde el taxi,
y, haciendo un exceso,
me tiró dos besos…
uno por mejilla.
Y regresé
a la maldición
del cajón sin su ropa,
a la perdición
de los bares de copas,
a las cenicientas
de saldo y esquina,
y, por esas ventas
del fino Laina,
pagando las cuentas
de gente sin alma
que pierde la calma
por la cocaína,
volviéndome loco,
derrochando
la bolsa y la vida
la fuí, poco a poco,
dando por perdida.
Y eso que yo,
paro no agobiar con
flores a María,
para no asediarla
con mi antología
de sábanas frías
y alcobas vacías,
para no comprarla
con bisutería,
ni ser el fantoche
que va en romería,
con la cofradía
del Santo Reproche,
tanto la quería
que tardé en aprender
a olvidarla, diecinueve días
y quinientas noches.
Dijo hola y adiós,
y el portazo sonó
como un signo de interrogación,
sospecho que así,
se vengaba a través del olvido,
Cupido de mi.
No pido perdón,
¿para qué? si me va a perdonar
porque ya no le importa…
siempre tuvo la frente muy alta,
la lengua muy larga
y la falda muy corta.
Me abandonó,
como se abandonan
los zapatos viejos,
destrozó el cristal
de mis gafas de lejos,
sacó del espejo
su vivo retrato,
y fui tan torero,
por los callejones
del juego y el vino,
que ayer el portero,
me echó del casino
de Torrelodones.
Qué pena tan grande,
negaría el Santo Sacramento
en el mismo momento
que ella me lo mande.
Y eso que yo,
para no agobiar con
flores a María,
para no asediarla
con mi antología
de sábanas frías
y alcobas vacías,
para no comprarla
con bisutería,
ni ser el fantoche
que va en romería,
con la cofradía
del Santo Reproche,
tanto la quería,
que tardé en aprender
a olvidarla diecinueve días
y quinientas noches.

Joaquín Sabina

Amores eternos



Desnuda se sentía igual que un pez en el agua,
vestirla era peor que amortajarla;
inocente y perversa como un mundo sin dioses,
alegre y repartida como el pan de los pobres.
No quise retenerla, ¿de qué hubiera servido
deshacer las maletas del olvido?
Pero no sé qué diera por tenerla ahora mismo
mirando por encima de mi hombro lo que escribo.
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa,
a cambio de sus besos y su prisa;
con ella descubrí que hay amores eternos
que duran lo que dura un corto invierno.
Conservo un beso de carmín que sus labios dejaron
impreso en el espejo del lavabo,
una foto amarilla, un corazón oxidado,
y esta sed del que añora la fuente del pecado.
Antes que la carcoma de la vida cotidiana
acabara durmiendo en nuestra cama,
pagana y arbitraria como un lunes sin clase
se fue de madrugada, no quiso ser de nadie.
Le di mis noches y mi pan, mi angustia, mi risa,
a cambio de sus besos y su prisa;
con ella descubrí que hay amores eternos
que duran lo que dura un corto invierno.

Joaquín Sabina

Wednesday, February 15, 2006

El Sabor de la menta


¡Dios! Qué precipicio me persigue.


Qué temerario destino me alimenta

Como un pájaro perdido que huye

Y se antoja de tu cintura estrecha.



Miedo tengo de perderme en tus ojos

Y no encontrar nunca el camino de vuelta

Vagar entre los surcos de los rastrojos

Y no saber que a ti mi alma espera.



Tan cerca y altiva te descubro

Tan delgada reina y a la vez pieza

De este ajedrez que me cansa

Y a prueba pone mi destreza.



Si he de hablarte sólo en los versos

Si he de romper mis torpes labios

contra los bosques de malezas

Si no puedo probar de tu boca

El sabor helado de las tristezas



Qué me queda de este mundo extraño

Qué de mis palabras, qué de mis quejas

Si sólo quererte puedo

Escondido entre mis letras.



Secreto en un fango acuoso

Que me traga hacia otra tierra

Oscura, donde se esconden ríos

Y sobre la que azotan las tormentas



Bebo los cienos que sólo quedan

De los arroyos de las cordilleras

Y quiero beber el veneno

Que riega, de este amor, la tierra.



Y pasarán años y tal vez siglos

Y sólo quedaran palabras impresas

Que escondían a un hombre ciego

Armado de mil estratagemas



Por decir cantando lo que no puede

Por sentir callado lo que nadie espera

Por desplomarse cansado ante una virgen

Como el sonido de un latido que se aleja



Guardo en mi pecho mil corazones

En mis pies heridos, los caminos de brea

Y en mi canto humilde un nombre solo

De mujer verde y de flor perfecta



De precario sonar de cien campanas

De silabas alegres de madreselva

De sabor intimo de los naranjos

De la barca rota que sola navega



Esperando que un día un viento

Se deshaga de esta extraña inteligencia

Y gire tus vivas jarcias

Hacia el rumbo que mi nave lleva



Y desplomemos el mudo mundo

Y arañemos con nuestras manos la tierra

Y comamos a bocados secos

Lo que nos deje esta vida estrecha



Por fin hundir los nudos de mis ojos

En el verde mar de tu iris sedienta

Y descubrir felices que la mirada

Fue un beso que nos ofreció la menta



Y que tu piel se hizo para la mía

Y que mi voz, para recorrer tu alma entera

Y que el delirio de mis manos artesanas

Para modelar en la húmeda arcilla

El perfecto contorno de tus caderas.



Stglno.

Tuesday, February 14, 2006

Ruido


Ella le pidió que la llevara al fin de mundo,

él puso a su nombre todas las olas del mar.
Se miraron un segundo
como dos desconocidos.

Todas las ciudades eran pocas a sus ojos,
ella quiso barcos y él no supo qué pescar.
Y al final números rojos
en la cueva del olvido,
y hubo tanto ruido
que al final llegó el final.

Mucho, mucho ruido,
ruido de ventanas,
nidos de manzanas
que se acaban por pudrir.
Mucho, mucho ruido,
tanto, tanto ruido,
tanto ruido y al final
por fin el fin.
Tanto ruido y al final…

Hubo un accidente, se perdieron las postales,
quiso Carnavales y encontró fatalidad.
Porque todos los finales
son el mismo repetido
y con tanto ruido
no escucharon el final.

Descubrieron que los besos no sabían a nada,
hubo una epidemia de tristeza en la ciudad.
Se borraron las pisadas,
se apagaron los latidos,
y con tanto ruido
no se oyó el ruido del mar.

Mucho, mucho ruido,
ruido de tijeras,
ruido de escaleras
que se acaban por bajar.
Mucho, mucho ruido,
tanto, tanto ruido.
Tanto ruido y al final…
Tanto ruido y al final…
Tanto ruido y al final
la soledad.

Ruido de tenazas,
ruido de estaciones,
ruido de amenazas,
ruido de escorpiones.
Tanto, tanto ruido.

Ruido de abogados,
ruido compartido,
ruido envenenado,
demasiado ruido.

Ruido platos rotos,
ruido años perdidos,
ruido viejas fotos,
ruido empedernido.

Ruido de cristales,
ruido de gemidos,
ruidos animales,
contagioso ruido.

Ruido mentiroso,
ruido entrometido,
ruido escandaloso,
silencioso ruido.

Ruido acomplejado,
ruido introvertido,
ruido del pasado,
descastado ruido.

Ruido de conjuros,
ruido malnacido,
ruido tan oscuro
puro y duro ruido.

Ruido qué me has hecho,
ruido yo no he sido,
ruido insatisfecho,
ruido a qué has venido.

Ruido como sables,
ruido enloquecido,
ruido intolerable,
ruido incomprendido.

Ruido de frenazos,
ruido sin sentido,
ruido de arañazos,
ruido, ruido, ruido.

Joaquín Sabina

Monday, February 13, 2006

Y sin embargo


De sobras sabes que eres la primera,

que no miento si juro que daría
por tí la vida entera,
por tí la vida entera;
y, sin embargo, un rato, cada día,
ya ves, te engañaría
con cualquiera,
te cambiaría por cualquiera.

Ni tan arrepentido ni encantado
de haberme conocido, lo confieso.
Tú que tanto has besado
tú que me has enseñado,
sabes mejor que yo que hasta los huesos
sólo calan los besos
que no has dado,
los labios del pecado.

Porque una casa sin tí es una emboscada,
el pasillo de un tren de madrugada,
un laberinto
sin luz ni vino tinto,
un velo de alquitrán en la mirada.

Y me envenenan los besos que voy dando
y, sin embargo, cuando
duermo sin tí contigo sueño,
y con todas si duermes a mi lado,
y si te vas me voy por los tejados
como un gato sin dueño
perdido en el pañuelo de amargura
que empaña sin mancharla tu hermosura.

No debería contarlo y, sin embargo,
cuando pido la llave de un hotel
y a media noche encargo
un buen champán francés
y cena con velitas para dos,
siempre es con otra, amor,
nunca contigo,
bien sabes lo que digo.

Porque una casa sin tí es una oficina,
un teléfono ardiendo en la cabina,
una palmera
en el museo de cera,
un éxodo de oscuras golondrinas.

Y cuando vuelves hay fiesta
en la cocina
y bailes sin orquesta
y ramos de rosas con espinas,
pero dos no es igual que uno más uno
y el lunes al café del desayuno
vuelve la guerra fría
y al cielo de tu boca el purgatorio
y al dormitorio
el pan de cada día.

Joaquín Sabina

Contigo


Yo no quiero un amor civilizado,

con recibos y escena del sofá;
yo no quiero que viajes al pasado
y vuelvas del mercado
con ganas de llorar.

Yo no quiero vecinas con pucheros;
yo no quiero sembrar ni compartir;
yo no quiero catorce de febrero
ni cumpleaños feliz.

Yo no quiero cargar con tus maletas;
yo no quiero que elijas mi champú;
yo no quiero mudarme de planeta,
cortarme la coleta,
brindar a tu salud.

Yo no quiero domingos por la tarde;
yo no quiero columpio en el jardín;
lo que yo quiero, corazón cobarde,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.

Yo no quiero juntar para mañana,
no me pidas llegar a fin de mes;
yo no quiero comerme una manzana
dos veces por semana
sin ganas de comer.

Yo no quiero calor de invernadero;
yo no quiero besar tu cicatriz;
yo no quiero París con aguacero
ni Venecia sin tí.

No me esperes a las doce en el juzgado;
no me digas “volvamos a empezar”;
yo no quiero ni libre ni ocupado,
ni carne ni pecado,
ni orgullo ni piedad.

Yo no quiero saber por qué lo hiciste;
yo no quiero contigo ni sin ti;
lo que yo quiero, muchacha de ojos tristes,
es que mueras por mí.

Y morirme contigo si te matas
y matarme contigo si te mueres
porque el amor cuando no muere mata
porque amores que matan nunca mueren.


Joaquín Sabina

Sunday, February 12, 2006

Y nos dieron las diez


Fue en un pueblo con mar

una noche despues de un concierto;
tú reinabas detrás
de la barra del único bar que vimos abierto
-”Cántame una canción
al oido y te pongo un cubata”-
-”Con una condición:
que me dejes abierto el balcón de tus ojos de gata”-
loco por conocer
los secretos de su dormitorio
esa noche canté
al piano del amanecer todo mi repertorio.
Los clientes del bar
uno a uno se fueron marchando,
tú saliste a cerrar,
yo me dije:
“Cuidado, chaval, te estas enamorando”,
luego todo pasó
de repente, su dedo en mi espalda
dibujo un corazón
y mi mano le correspondió debajo de tu falda;
caminito al hostal
nos besamos en cada farola,
era un pueblo con mar,
yo quería dormir contigo y tú no querías dormir sola…
Y nos dieron las diez y las once, las doce y la una
y las dos y las tres
y desnudos al amanecer nos encontró la luna.
Nos dijimos adios,
ojalá que volvamos a vernos
el verano acabó
el otoño duró lo que tarda en llegar el invierno,
y a tu pueblo el azar
otra vez el verano siguiente
me llevó, y al final
del concierto me puse a buscar tu cara entre la gente,
y no halle quien de ti
me dijera ni media palabra,
parecia como si
me quisiera gastar el destino una broma macabra.
No había nadie detrás
de la barra del otro verano.
Y en lugar de tu bar
me encontré una sucursal del Banco Hispano Americano,
tu memoria vengué
a pedradas contra los cristales,
-”Se que no lo soñé”-
protestaba mientras me esposaban los municipales
en mi declaración
alegué que llevaba tres copas
y empecé esta canción
en el cuarto donde aquella vez te quitaba la ropa
Y nos dieron las diez y las once, las doce y la una
y las dos y las tres
y desnudos al amanecer nos encontró la luna.


Joaquín Sabina

Una canción para la Magdalena


Si, a media noche, por la carretera

que te conté,
detrás de una gasolinera
donde llené,
te hacen un guiño unas bombillas
azules, rojas y amarillas,
pórtate bien
y frena.
Y, si la Magdalena
pide un trago,
tú la invitas a cien
que yo los pago.
Acércate a su puerta y llama
si te mueres de sed,
si ya no juegas a las damas
ni con tu mujer.
Sólo te pido que me escribas,
contándome si sigue viva
la virgen del pecado,
la novia de la flor de la saliva,
el sexo con amor de los casados.
Dueña de un corazón,
tan cinco estrellas,
que, hasta el hijo de un Dios,
una vez que la vio,
se fue con ella.
Y nunca le cobró
la Magdalena.
Si estás más solo que la luna,
déjate convencer,
brindando a mi salud, con una
que yo me sé.
Y, cuando suban las bebidas,
el doble de lo que te pida
dale por sus favores,
que, en casa de María de Magdala,
las malas compañías son las mejores.
Si llevas grasa en la guantera
u un alma que perder,
aparca, junto a sus caderas
de leche y miel.
Entre dos curvas redentoras
la más prohibida de las frutas
te espera hasta la aurora,
la más señora de todas las putas,
la más puta de todas las señoras.
Con ese corazón,
tan cinco estrellas,
que, hasta el hijo de un Dios,
una vez que la vio,
se fue con ella,
Y nunca le cobró
la Magdalena.


Letra: Joaquín Sabina
Música: Pablo Milanés

Friday, February 10, 2006

Un lugar perfecto


No creo en Navidades ni en las noches de paz,
Las verdades no son absolutas y hay mentira y verdad...
Hoy dormís en mis brazos y eso es una verdad,
Hoy no entiendo como pasó todo pero me cabe igual,
A las fiestas las inventó un sabio,
A las ceremonias los que no sabían que hacer,
Tu cuerpo es el lugar perfecto,
Para que yo sepa lo que quiero hacer,
Como noches de magia, como noches de sal,
Las verdades son tan irreales como la realidad,
Aquel tesoro con dueño hoy es mi perdición,
Bajo la misma luna me duermo,
Y despierto al mismo sol.
A la noche la hicieron los sabios,
Al día los que querían saber,
La cama es el lugar perfecto,
Para que me expliques lo que pasó ayer,
Porque ayer yo vi todo.
Todo lo que pude ver,
La cerveza, tus ojos, tus rezos,
La locura en tu piel,
Para que hacer razzia de sensaciones
Hoy no quiero indagar corazones,
Y hacer juicio por retrovisión,
Si vos sos el paraíso,
Yo no creo en milagros,
Pero que le voy a hacer.

Callejeros

Saturday, February 04, 2006

Best years of our lives


I get such a thrill

When you look in my eyes
My heart skips a beat, girl
I feel so alive
Please tell me baby
If all this is true
'Cause deep down inside
All I wanted was you

Ohhhh...
Makes me wanna dance
Ohhhh...
It's a new romance
Ohhhh...
I look into your eyes
Ohhhh...
Best years of our lives

When we first met
I could hardly believe
The things that were happening
we could achieve
So let's stay together
For all of our time
girl im so grateful
That you are still mine

Ohhhh...
Makes me wanna dance
Ohhhh...
It's a new romance
Ohhhh...
I look into your eyes
Ohhhh...
Best years of our lives

My world's a better place
'Cause I know you're mine
This love is so real
And it's no surprise

Come on and say, "Yeah"
I got a song
Yeah.. C'mon
'Cause through the years
I'll be right by your side

Ohhhh...
Makes me wanna dance
Ohhhh...
It's a new romance
Ohhhh...
I look into your eyes
Ohhhh...
Best years of our lives

See, you always consider me
Like a ogre, ugly duckling
And treat me
Like a Notradamus
Is why I had to get my shine on
You give me somethin to keep my mind on
Cuz you had my mind on

Aa-aa, aa-aa, aa-aa
Turn the lights on
Come on baby
Let’s just rewind the song
'Cause all I wanna do is make
The rest years the best years
All night long

Ohhhh...
Makes me wanna dance
Ohhhh...
It's a new romance
Ohhhh...
I look into your eyes
Ohhhh...
Best years of our lives

Ohhhh...
Makes me wanna dance
Ohhhh...
It's a new romance
Ohhhh...
I look into your eyes
Ohhhh...
Best years of our lives

(Shrek I song)

ANGIE



Angie, angie, when will those clouds all disappear?
Angie, angie, where will it lead us from here?
With no loving in our souls and no money in our coats
You can’t say we’re satisfied
But angie, angie, you can’t say we never tried
Angie, you’re beautiful, but ain’t it time we said good-bye?
Angie, I still love you, remember all those nights we cried?
All the dreams we held so close seemed to all go up in smoke
Let me whisper in your ear:
Angie, angie, where will it lead us from here?
Oh, angie, don’t you weep, all your kisses still taste sweet
I hate that sadness in your eyes
But angie, angie, ain’t it time we said good-bye?
With no loving in our souls and no money in our coats
You can’t say we’re satisfied
But angie, I still love you, baby
Ev’rywhere I look I see your eyes
There ain’t a woman that comes close to you
Come on baby, dry your eyes
But angie, angie, ain’t it good to be alive?
Angie, angie, they can’t say we never tried
(oh... yeahhh... )

Quiero llenarme de tí


Quiero escribir una canción a tus cabellos
luego tu cara en la arena dibujar
oír tu nombre cantado por el viento
ver tu sonrisa jugando en el mar.

Quiero flotar en cada beso entre las nubes
y contemplarte en tu adorable juventud
luego pintarte con luz del arco iris
y hacer un cuadro de amor y gratitud.

Quiero llenarme de tí
quiero poderte encontrar
entre la naturaleza
y mi vieja tristeza,
poder olvidar.

Quiero encerrar a tu mirada
entre mis manos
luego abrazarte y llenarte de calor
para que el frío de los años no te dañe
y conservarte como una bella flor.

Tu peligrosa insolencia me estremece,
tu picardía me hace sonreír,
la candidez de tu mirada me enloquece
dime, pequeño, ¿qué más puedo pedir?

Quiero llenarme de tí,
quiero poderte encontrar
entre la naturaleza y mi vieja tristeza,
poder olvidar.

Quiero llenarme de tí...
Quiero llenarme... de tí.

Sandro- Oscar Anderle

YO TE AMO



Por ese palpitar, que tiene tu mirar
yo puedo presentir, que tu debes sufrir
igual que sufro yo, por esta situación
que nubla la razón, sin permitir pensar..

En que ha de concluir, el drama singular
que existe entre los dos, tratando simular
tan solo una amistad, mientras en realidad
se agita la pasión, que envuelve al corazón..
Y que me obliga a callar.... Yo te amo!!! yo te amo!!

Tus labios de rubí, de rojo carmesí..
parecen murmurar, mil cosas sin hablar
y yo que estoy aquí, sentado frente a tí..
me siento desangrar, sin poder conversar..
Tratando de decir, tal vez sea mejor...
me marche yo de aquí, para no vernos más
total que más me da, yo sé que sufriré
pero al final tendré, tranquilo el corazón
y así podré gritar..yo te amo... yo te amo!!

Roberto Sanchez (Sandro - Oscar Anderle

Friday, February 03, 2006

FLACA


Flaca no me claves
tus puñales
por la espalda
tan profundo
no me duelen
no me hacen mal

Lejos
en el centro
de la Tierra
las raíces
del amor
donde estaban
quedarán

Entre el no me olvides
me dejes nuestros abriles olvidados
en el fondo del placard
del cuarto de invitados
eran tiempos dorados
de un pasado mejor

Aunque casi me equivoco
y te digo poco a poco
no me mientas
no me digas la verdad
no te quedes callada
no levantes la voz
no me pidas perdón

Aunque casi te confieso
que también he sido un perro compañero
un perro ideal que aprendió a nadar
y a volver al hogar
para poder comer

Flaca no me claves
tus puñales
por la espalda
tan profundo
no me duelen
no me hacen mal

Lejos
en el centro
de la Tierra
las raíces
del amor
donde estaban
quedarán


Calamaro