La mujer que yo quiero, no necesita
bañarse cada noche en agua bendita.
Tiene muchos defectos, dice mi madre,
y demasiados huesos, dice mi padre.
Pero ella es más verdad que el pan y la tierra.
Mi amor es un amor de antes de la guerra.
Para saberlo...
La mujer que yo quiero, no necesita
deshojar cada noche una margarita.
La mujer que yo quiero, es fruta jugosa
prendida de mi alma como si cualquier cosa.
Con ella quieren dármela mis amigos,
y se amargan la vida mis enemigos...
Porque sin querer tú, te envuelve su arrullo,
y contra su calor se pierde el orgullo
y la vergüenza...
La mujer que yo quiero, es fruta jugosa
madurando feliz, dulce y vanidosa.
La mujer que yo quiero, me ató a su yunta
para sembrar la tierra de punta a punta,
de un amor que nos habla con voz de sabio,
y tiene de mujer la piel y los labios.
Son todos suyos mis compañeros de antes...
Mi perro, mi scalextric y mis amantes.
Pobre Juanito...
La mujer que yo quiero, me ató a su yunta.
Pero, por favor, no se lo digas nunca.
Joan Manuel Serrat